La falta de energía eléctrica puede ocasionar graves daños a las reservas de vacunas, ya que la variación térmica es un factor agravante de la eficacia de las dosis. Además de la pérdida financiera, como los refrigeradores de vacunas almacenan diferentes dosis y altos montos invertidos, el deterioro de los inmunizadores impacta en la protección del paciente.

Así, la necesidad de herramientas que ayuden a la conservación de vacunas hace que el RDC 430 se presente como uno de los requisitos para el almacenamiento de productos termolábiles. Es decir, en cuanto a la conservación de vacunas y otros productos termolábiles, el artículo 79 de la RDC 430 establece:

Arte. 79. Los equipos involucrados en el almacenamiento de medicamentos termolábiles deben contar, además de la fuente primaria de energía eléctrica, con una fuente alternativa capaz de proporcionar un suministro de energía inmediato, en caso de falla de la fuente primaria.

Por lo tanto, se convierte en un requisito de Anvisa utilizar tecnologías que garanticen el funcionamiento de las cámaras de vacunas incluso en ausencia de energía eléctrica. Una forma de preservar su stock, garantizar la calidad de los inmunizadores a los pacientes y velar por el cumplimiento de las resoluciones.